Abbie

6 de diciembre de 2013

Y entonces todo cambió, y volví a sumirme en una triste canción. En un shock incurable. Lo veía todo negro y al fondo mucha sangre. Y olvidé. Olvidé de una manera que sería un milagro haber recuperado los recuerdos. Un accidente me hizo irme en alma y no en cuerpo. Vivía físicamente pero psicológicamente quede en coma. Pasaron los días y recuerdo perfectamente lo que sentí. Por eso y no por otra razón he creí oportuno escribir en este diario lo que pasó cada día después del accidente. Lo recuerdo perfectamente. Cada palabra, cada emoción. El tiempo no me dejará olvidar nunca y la muerte siempre bailará cerca de mí pero hoy estoy segura que me he salvado del abismo. Lo he superado y prefiero no olvidarlo. Así no volveré a sumirme de nuevo en tinieblas. Por mí. Por ella. Hoy leo de nuevo algunos pasaje del diario y estoy segura que ya no volveré a hundirme. Después de leerlo iré al cementerio y le diré a Abbie:
-He vencido.

Ella lo comprenderá, lo sé. Yo viviré por las dos. Se lo prometí un día y lo cumpliré.

7 de diciembre 2003 
Silencio blanco. Sangre roja. Dolor helado. Sigo siendo yo. Soy humana. Mi mente es un laberinto. Ya no sé qué es real y que mentira. Mi pasado se ha fugado tan lejos que ya no recuerdo tenerlo. Mi presente es confuso y lo sé. ¿Lo sé? Ya no estoy segura. ¿Estaré loca? Una loca más en este lugar llamado… ¿cómo se llamaba? Demasiados datos incomprensibles. ¿Qué hago aquí? Mi mente no solo es un laberinto sino que es una mezcla de cosas que no entiendo.

Durante este tiempo encerrada recuerdo de vez en cuando algo que parece real, lo cuento a esas personas de blanco que lo apuntan en sus cuadernos y mi yo vuelve a su laberinto. Es cómo una imán. No puedo escapar y ni siquiera estoy segura de ello. De hecho nunca lo he intentado. ¿O sí? Nunca se está segura de nada. Da igual. Sueño azul. Libertad entre rejas. Quizás mañana despierte en mi cama verde. Vaya, no sabía que tenía una cama verde. ¿Existirá? Quiero verlo…