Oscuridad Maldita

30 de julio de 2015

Era una noche clara, iluminada por la luz de la luna nueva. No había nubes, el cielo estaba limpio y las estrellas titilaban a millones de años luz. Hubiera sido un bonito paisaje de no ser por el lugar que iluminaba. El joven se quedo parado, exhausto de huir de sus perseguidores. No tenía miedo que le atrapasen, no allí.

El agua estaba quieta, en calma y el lago, que más parecía mar por no poder verse donde finalizaba, no le tranquilizó ni un instante. De día eran aguas en constante movimiento, incluso cuando no hacia ningún tipo de brisa. Por la noche se quedaban sigilosas, calladas, expectantes por una presa que errara en su camino. Ni de día ni de noche y ni siquiera en la madrugada o el atardecer había alma que se atreviera a acercarse.

La cuestión era simple y una advertencia no escrita. Ni en libros ni en leyendas que estuviesen al alcance de las criaturas moradoras de los alrededores, sólo el recuerdo de los que nunca volvieron. Pero todos se mantenían alejados, todos sabían que no debían acercarse. Las aguas eran de color negro. No estaban sucias, de hecho eran limpias. La oscuridad las envolvía como una neblina que bailaba por su superficie. No había reflejo alguno, luz ni atisbo de ella.

Camp NaNoWriMo Julio 2015 - Parte III [Última]

22 de julio de 2015

Ayer, día 21 del reto Camp Nanowrimo, superé la cifra que me había impuesto para escribir en este mes. He escrito un total de 50.613 palabras y todavía no he terminado la historia en la que he estado trabajando. Lágrimas de sangre va más o menos cerca de la mitad y este mes voy a seguir escribiendo y voy a seguir haciéndolo a diario.

He aprendido algunas cosas entre las que se encuentra el hecho de que me he visto capaz de superarme a mi misma y eso es un buen sentimiento. Luchar contra mi propia pereza día a día y sentarme a escribir aunque fueran sólo 100 palabras ha merecido la pena. Lo importante no es cuanto escribas sino que lo hagas, escribir y escribir, escribir y escribir, es la forma de mejorar (aparte de leer, claro). 

También he aprendido que no por correr se acaba antes. Esta novela es la 'reescritura' de un borrador que tenía desde hace dos años. En ese borrador lo escribi todo corriendo y todo es muy precipitado, tanto que no es creíble. En esta nueva versión he cambiado la forma de escribir. Ya no es en primera persona, permitiéndome así abarcar más personajes, y el quid de la trama ha cambiado totalmente. He puesto la historia en un mundo ficticio y así funciona mucho mejor. Por otra parte me he detenido en explicar muchas cosas, en dejar que los pensamientos y recuerdos de la protagonista aumentaran. Y esto me ha resultado útil. He conocido mejor a mi protagonista y sus reacciones son más verosímiles y comprensibles.

Todavía me queda mucho que trabajar y espero poder terminarla este verano. Os animo, ya no a participar, sino a poneros una meta y luchar por superarla. Mentalizaros, centraros y hacedlo, no dudéis, simplemente hacedlo. Creo que esto puede aplicarse a cualquier campo de la vida. No tengo mucho más que decir, la verdad. Cuando termine la novela os avisaré. Hasta entonces os dejo el prólogo.

Prólogo: Semilla de sangre
Era un día hecho de naipes. El cielo parecía a punto de romperse, el mar estaba tranquilo pero amenazante en su vaivén. Era casi de noche y quedaba ya poco del día, solo la débil luz del sol reflejando en el suelo.
Los pasos de la niña iban con calma acompañados del firme zapateo de su niñera. La niña era delgada y alta, su larga coleta morena se balanceaba de un lado a otro emulando el tic tac de un reloj pero en silencio. Caminaba callada con tal de evitar cualquier reprimenda de su guardiana.
No le gustaba ir a la escuela, no a la suya. Ir a la escuela privada era pagar por estar encerrada y recibir órdenes que se suponían para educar a los futuros nobles que serían aquellos niños, diamantes en bruto como decía la esquelética directora. Ella solo quería disfrutar como los niños que veía jugar y ensuciarse desde la distancia en la escuela que se encontraba cerca del puerto. Se vió llena de barro y persiguiendo a los otros niños y niñas. No era una dama, sólo una niña, de carne y hueso, no de porcelana como pretendían inculcarle.
- Isabella, detente. -la voz de su niñera la saco de su imaginación.
Miro a la mujer y luego reconoció su casa. Dió un paso hacia ella pero la niñera la sujetó y ella se percató de que la puerta estaba abierta de par en par.
Se retorció del agarre de su niñera y  corrió para entrar en su casa. A su espalda corría la niñera gritando su nombre y ordenándole que parase. Sin embargo, a pesar de ser una niña todavía, corría más que su cuidadora.
Al entrar pasó rauda por el pasillo de la planta baja y se dirigió al salón por inercia. Allí era donde encontraba siempre a su madre. Veía los objetos caídos de los muebles, más bien tirados creando un imperceptible camino hacia el salón. Los veía pero no lo terminaba de comprender. El silencio invadía sus oídos de un modo febril y sentía una mano fantasmagórica oprimiendo su pequeño corazón.
Cualquier aspecto elegante y refinado del salón había sido sustituido por una especie de caos ordenado. Igual que en el pasillo los objetos parecían crear una especie de recorrido irregular del que la pequeña ni siquiera se percató.
La niña se acercó despacio al sofá y descubrió a su madre en el suelo, intentando apoyarse en el mueble. Corrió a su lado y la abrazo.
- Mi pequeña, mi pobre niña. -murmuraba su madre con calma, intentando esconder el dolor a la niña.
La niña se incorporó y se quedó de rodillas a su lado. Se miró el vestido que llevaba y una lagrima la recorrió al verlo manchado de sangre. Miro a su madre y distinguió como se sujetaba el pecho con fuerza. La sangre discurría hacia abajo y lo impregnaba todo.
- Ma...mama. -su madre le sujeto una mano y la miro con cariño a pesar de su flaqueza.
- Recuerda. Atenta, Isabella. -respiro con dificultad pero sin apartar la mirada de su niña-. Tienes que ser fuerte, defenderte de las personas malas. Confía solo en tu familia paterna, sólo en la que conoces. Siento... siento dejarte en este mundo… sola.
Sus ojos amagaban por cerrarse y el dolor era cada vez más evidente. Incluso la niña era capaz de ver que su madre se estaba despidiendo.
-       Sé fuerte y ten valor, mi tesoro. –apenas se oía ya el murmullo de la mujer.
Sus ojos se apagaron y la niña se quedó allí. Lloraba de forma desconsoladora. Sus manos se sujetaban con fuerza al cuerpo sin vida de su madre. No quería admitir que su madre no fuera a volver a abrazarla, no comprendía que la vida le jugase esa mala pasada. Sus ojos se desviaron hacia la derecha, al lado de su madre vió una rosa blanca y por un breve instante pensó que en ningún momento habían tenido ese tipo de flores. Pero pronto se olvidó y siguió con su llanto.
Cuando llego la guardia la encontraron abrazada al cadáver y sin lágrimas ya que derramar. Su niñera la cogió y la ayudó a contestar las preguntas de los guardias. Los vecinos miraban desde las puertas y las ventanas. Todos querían enterarse pero ninguno parecía haber oído nada. La mayoría decían no haberse encontrado en la casa y solo muy pocos denotaba verdad.
Aquel, era un día de naipes, el cielo se había quebrado y en un segundo la torre de la niña, su hogar y su madre, se los había llevado, no el viento, sino la crueldad de este mundo. Pasaría mucho tiempo hasta que el rostro de Isabella volviese a llenarse de lágrimas.
Mientras su niñera la llevaba a la casa de su mejor amiga, la niña iba callada. Recordaba la sangre y al mirar su vestido le daban ganas de vomitar. Pero las ganas y el dolor se los tragaba como podía y cuando su niñera la miraba con compasión ella se escondía en sí misma. La pena era su enemiga y ella tenía que ser fuerte, tal y como a su madre deseaba.

En el puerto el mar comenzaba a azuzar las rocas de la costa. La gente iba de un lado para otro. Jornaleros yendo a contratiempo, mujeres comprando las últimas viandas del día y niños jugando durante los últimos minutos del día. En la taberna se empezaba a oír el murmullo que se convertiría en alboroto al caer el manto de la noche.
Era un lugar impregnado de olor a alcohol y a sudor, con humedad y un deje de mal humor en ciertos clientes. También se notaba la codicia del matrimonio que ostentaba el cargo de dueños de la taberna en cada orden que daban a sus trabajadoras y trabajadores instándoles a aumentar su trabajo. En el ambiente se cocía la resignación de las camareras, obligadas a soportar a maridos o solteros que buscaban placer más allá de la bebida, y la impaciencia de los viajeros que solo buscaban una noche tranquila pero que sabían en el fondo que allí no lo lograrían a pesar de ser la taberna más barata y la única en aquel puerto.
En una esquina, entre las sombras del edificio, había dos figuras masculinas. De ambas no se distinguía ni el rostro ni el semblante que pudiesen tener. Aquel lugar dentro de la taberna les ayudaba a esconder su conversación sin miedo a ser escuchados pero aun así alerta. Uno de ellos, el que parecía esquelético y alto, sujetaba el mango de una espada. En el extremo, el mango tenía la forma de una rosa blanca con cada detalle grabado en ella. El otro estaba completamente escondido en las sombras y no podría afirmarse si era bajo, alto o de que estatura aproximada.
-       Esto sólo es un contratiempo. Debes seguir buscando. Mi hermana fue lista, demasiado. –la voz sonaba grave y con un deje de molestia.
-       Nada había en la casa, ella te prometió que alguien terminaría con tu codicia, que esperaría en el otro barrio a que te reunieras con ella para compartir el infierno que os habéis labrado.
-       Palabras. Un intento de convencerse de que no ganaré, pero lo haré. Al infierno irá ella, está claro. Teníamos un trato y lo rompió por un hombre al que le importaba más una reliquia que su propia familia. –se detuvo y se inclinó ligeramente hacia el centro de la mesa.
Su mano se asomó a la luz y el reflejo de un anillo con las iniciales EC y el símbolo de una espada se entrevió en medio de la oscuridad que lo envolvía. Respiró y chasqueo la lengua al percatarse de un hecho que había pasado por alto.
-       Esa mocosa, lo tiene que tener la niña. –su voz estaba llena de furia, de fastidio y de cierta represión a algo tan obvio.
-       No lo creo, señor. La niña solo tiene siete años, no le confiarían algo tan importante y su madre jamás jugaría con su vida, usted lo dijo antes, su madre le traicionó por amor y por amor jamás arriesgaría lo que cualquier madre considera su tesoro.
-       Ve a por la niña. Capturala y entrégamela. Veremos que tesoro prefieren proteger y hasta donde son capaces de pagar por hacerlo.
-       Sí, señor. –la sombra se levantó y se inclinó de forma disimulada.
Cogió un sombrero viejo que reposaba sobre la silla de al lado y se lo puso. Al poco de comenzar a caminar desapareció entre la gente que empezaba a llenar la taberna. La otra figura se quedó en las sombras martilleando la mesa de forma rítmica. Su anillo seguía el vaivén de su mano y por un breve instante la luz que reflejaba el anillo mostró una sonrisa malévola en el desconocido rostro de la sombra.

La noche cayó sobre la taberna, la oscuridad envolvió el puerto y una niña prometió no volver a llorar frente a la ventana de su nueva estancia provisional. Aquella niña aprendió que sólo le quedaba su coraje y fortaleza, el silencio del dolor sería primero su coraza, y algún día tendría la capacidad de convertir su dolor en su mejor arma.

La tormenta se cernió sobre la ciudad portuaria y el mar golpeó embravecido el puerto, intentando llevarse los barcos, intentando limpiar la sangre que los hombres habían incrustado en la tierra. Pero la sangre, la sangre incrustada en los corazones no desparece jamás, se esconde y espera su turno para embravecer la marea de furia de los humanos. Queda latente y es la semilla de la venganza. Sin embargo, el corazón de aquella niña no tenía suficiente madurez para desear venganza o siquiera para encontrar esa semilla de sangre. 

Camp NaNoWriMo Julio 2015 - Parte II

17 de julio de 2015

 AVANCE: 38.130

¡Buenos días/tardes/noches! Aquí vengo tras una buena racha de escritura esta última semana y algo más. Nunca creí que escribiría tanto ni que me lo tomaría tan en serio. Hay partes que me gustan más que otras y cosas que seguro cambiaran en la revisión pero estoy contenta con el resultado, de hecho todavía no me llego ni por la mitad de la historia.

Llevo 38.130 palabras y todavía me queda día para seguir escribiendo. Intentaré llegar a las 40.000 y así en dos o tres días terminar con un poco de suerte el reto pero no lo de escribir. Pienso llevar esta racha de escritura para poder acabar la historia y así revisar la otra que tengo pendiente y dejar esta reposar. 

Aunque no participéis en el reto os recomiendo escribir a diario, se avanza mucho y vale la pena escribir al menos una sola palabra por día. Y si tenéis la aplicación de Writeometer en Android, es muy gratificante ir viendo como la racha de escritura va aumentando y ves que llevas 17 días escribiendo de seguido. Ya os hablaré más adelante de esta herramienta, es muy útil. Ahora ya me centro.

Pensé en hablaros hoy de la protagonista y la historia pero prefiero dejarlo para la tercera y espero última parte. Hoy no os pongo imágenes del progreso porque mi ordenador ya va en sí lento y no quiero tirarme aquí el tiempo suficiente para que encuentren un esqueleto escribiendo a ordenador. Por eso os dejaré un fragmento de la historia que no da ningún spoiler ya que es una pesadilla significativa para la protagonista. Aquí os la dejo, espero que os guste ^-^

Fragmento perteneciente al Capítulo 8

La oscuridad envuelve a una niña. La niña es delgada, tiene los ojos apagados, sin brillo y el pelo cae con un color marrón desgastado por su espalda en una maraña de rizos. Frente a ella hay un espejo y dentro está el reflejo de una joven de piel bronceada. Tiene los ojos color café, sin brillo, pero muestran fuerza, una fuerza que la pequeña quiere tener. No hay nadie más, ni tampoco nada más. El resto es oscuridad. El silencio quema sus oídos como si fuera un grito agudo y afilado. La joven del espejo golpea la superficie. Quiere salir y la niña sólo tiene que romper el espejo para liberarla.

Tiene tanto miedo… Ella parece tan fuerte, parece una escultura. Pone la mano en el cristal, su pequeña manita toca la de la joven. Y la siente. Esta helada pero su rostro no lo muestra. Su rostro no tiene emoción.

No llora.

Es fuerte.

Tiene coraje.

No parece débil.

No habla.

Es lo que ella quiere ser, es lo que prometió. La joven vuelve a golpear el cristal. Un golpe seco que hace vibrar el marco del espejo. La joven articula los labios pero las palabras no brotan.

La niña se esfuerza pero no sabe lo que intenta decirle. Le pregunta, le contesta y su voz si se oye. Su vocecita se quiebra y se dice a si misma que debe tener coraje.

La joven vuelve a golpear el cristal, esta vez vibra el suelo entero. La oscuridad es más densa y el frío envuelve a la niña. Coraje y valor, coraje y valor, la niña alza la mano. Tiembla. Mira a la joven. Tiene que liberarla.

Golpea el cristal con toda la fuerza que puede y este se hace añicos. El espejo desaparece y la joven está allí parada. La mira sin mirarla y su mano, antes alzada para golpear el cristal, cae a la altura de su cintura. Sus labios se cierran y sus ojos también. Sus piernas se doblan y cae al suelo.

Un crujido se oye en la oscuridad y la joven queda tirada en el suelo, hecha añicos como una escultura de piedra. Alrededor de ella hay un charco de sangre. Piedra y sangre. La niña camina para atrás con lágrimas en los ojos y entonces ve su nombre escrito en la espalda de la joven. Esa era ella. Esa era ella. No. No. No. La repetición le provoca más escalofríos y camina con el terror que la invade.

Una sombra aparece frente a ella, es gris y parece de vapor. Pero es real. Ella lo sabe. Se da la vuelta y comienza a correr sin mirar atrás. Sabe que la persigue. El silencio ya no es silencio, el vapor hace un sonido casi imperceptible, como el de una hoja rasgándose, como una flor cuyos pétalos caen, como la respiración agitada de la joven que ha sustituido a la niña corriendo.

La joven corre, corre hasta sentir dolor bajo sus pechos. Corre hasta quemar la planta de sus pies. Y tiene que detenerse. Un precipicio se dibuja de pronto delante de ella. Le aterra el vapor que la sigue y no quiere que la alcance. Antes de decidir mira atrás y la sombra es cada vez más grande. Da un paso atrás y una piedra cae. No hay más.


El precipicio, la sombra y ella. Y el escenario es negro, completamente negro y con olor a muerte. Da otro paso atrás, cierra los ojos y se deja caer. Deja ir el aire retenido en sus pulmones y una sombra surge de ellos. Pero no puede abrir los ojos, no puede ver como la sombra que ha creado derrota al fantasma que la sigue, no puede porque sus ojos se han cerrado para siempre, en una última melodía, desgarradora y grave…

Lluvia

16 de julio de 2015

Las hojas caen. Cierro los ojos y siento la calma. La brisa quiere acariciar mis mejillas pero no puede alcanzarme, nunca podrá. Mis pasos resuenan contra el suelo en un silencio atronador. Nadie se da cuenta de la danza que estoy llevando a cabo. Todos caminan, todos corren, todos tienen prisa y ninguno de ellos observa o escucha. Nadie se para, nadie mira lo que le rodea. Es triste. Avanzan ciegos. Y yo sigo, varada, en un paseo sin rumbo.

Oigo a los pájaros cantar y a los árboles murmurar. Siento el arrorró de las flores y la timidez de los arbustos. Una hoja cae hacia mi, una pequeña y valiente hoja. Es de color marrón claro. Alargó la mano e intento cogerla pero mis dedos no pueden tocarla. Soy etérea, soy como la brisa que no consigue alcanzarme.

Llevo dos días aquí, dos días paseando por la ciudad. Para mi ya no es la misma, ahora la puedo ver bien. Ahora puedo sentirla y no me gusta la parte humana que veo. Dolor y crueldad, pocos atisbos de compasión. Triste, demoledor, una verdad que quema. La naturaleza esta encerrada, aprisionada entre las manos del hombre y este se niega a dejarla ir. Lo que no sabe, es que ella no lo abandonaría, sólo tiene que respetarla, sólo tiene que cuidarla como una niña risueña.

Me acercó a una mujer que esta sentada. Ellos no las ven. Son negras, más negras que la noche, más negras que un abismo. Rodean sus oídos, impidiéndoles oír y dándoles lo que ellos quieren escuchar para auto engañarse. Tapan sus ojos y les dan imágenes de un mundo equivocado en la que la verdad esta ahogada por la mentira. Son vendas de acero, cuanto más dura la mentira más se fortalecen, más terribles se hacen, más aprisionan a sus esclavos.

Veo todo esto y no siento nada. El rumor del agua corriendo llega hasta mi y una misteriosa canción se cuela en mis oídos. Me dirijo hacia ella como si fuera una luz y entonces todo desaparece y el sonido de la lluvia se incrementa.

Y recuerdo.

El agua caía rápida, yo estaba cruzando la carretera. Todo sucedió deprisa. El golpe y la caída. El dolor y el crujido de los huesos. La macabra melodía de los murmullos y las exclamaciones. Todo en unos segundos, como comprimidos a presión. El sonido fue disminuyendo y entonces encontré la paz en la lluvia.

Y todo cambió. Ahora todo se ha desvanecido y la lluvia desaparece. Ya no queda nada y yo no siento nada. Cierro los ojos y dejo que el silencio me envuelva y me desvanezca en la nada. Olvido lo que fui y lo que soy. Pierdo el seré y me desvanezco. 

Reivindicando Blogger: Proyecto #UnaImagenMilPalabras - El templete de los olvidados.

13 de julio de 2015

¡Hola! ¿Qué tal el verano? Aquí os traigo relato para el proyecto #UnaImagenMilPalabras de Reivindicando Blogger. Pasaros por el blog, allí podréis encontrar los links a los blogs participantes y mañana los links a todos los relatos. Os animo a apuntaros a Reivindicando para los próximos proyectos. Es una gran forma de ponerse a escribir sin excusas y siempre acabas teniendo más de un relato (para este proyecto hice tres y este es el tercero). 

Yo he elegido la imagen del bosque y el templete y un torreón. Y como canción elijo con la que he escrito en modo repetición. La encontré en spotify por casualidad y la utilicé así que os dejo el enlace en youtube. Os aconsejo ponerla en repetición por que no se si os dará para todo el relato y es mejor que este todo el rato puesta. ¡Espero que os guste!

Only Time - The O'Neill Brother
El templete de los olvidados

Las ramas golpeaban sus brazos mientras corría sorteando los árboles. Los años la habían vuelto una mujer alta y delgada, de rostro afilado y ojos casi felinos. Los años habían vuelto el bosque más denso. Los años lo habían cambiado todo.

Aquel día estaba en el mercado cuando había oído los rumores. Habían visto a alguien en el templete de los olvidados. Su corazón se encogió al oírlo. Todo el mundo sabía que nadie pisaba aquel lugar. Cómo mucho se acercaban al pie del montículo y sólo si se veían obligados para coger buena leña o setas peculiares que sólo aparecían por esa zona.

En su interior palpitaba su secreto, como un corazón extra que intentaba ahogarla en el recuerdo. Durante años había aprendido a controlarlo, a no dejar que la enormidad del secreto la envolviese y la hundiese.

Camp Nanowrimo Julio 2015 - Parte I

9 de julio de 2015


AVANCE: 18.888

Hoy es el noveno día del Camp Nanowrimo y puedo decir que voy mejor de lo que esperaba. Empecé con mucha fuerza. Estos dos últimos días y el domingo apenas escribí. Sin embargo, este reto me esta ayudando a escribir todos los días y he comprendido que eso, al final, es lo más importante. Crear un hábito. 

Me lo he querido tomar muy en serio y me he propuesto escribir todos los días, sin faltar uno sólo. Incluso los días que se que voy a estar ocupada y no puedo usar el ordenador he escrito en el móvil con el programa Evernote, de forma que puedo sincronizarlo y tenerlo en el ordenador después. Me ha parecido muy útil y ya os hablaré más adelante del programa, cuando lo haya usado más.

Poco antes de comenzar el reto me puse con el photoshop y el resultado fue esta portada. Creo que refleja bien la historia y determinados momentos clave para la protagonista. En la próxima entrada del Camp os hablaré más de ella. Ahora os dejo la portada.

Volviendo al reto en sí, os dejo las palabras que he avanzado cada día y estoy contenta porqué me he adelantado a mi misma y me he dado cuenta de que si me pongo soy capaz de escribir a diario y de ponerme con mis proyectos. 

Este en especial, me hace mucha ilusión, porque es la reescritura de una novela que terminé hace dos años (se llamada El silencio del mar) y cuyo borrador prefiero ni leer aunque a veces lo hago para demostrarme que si que mejoro y que escribir vale la pena. Cuanto más mejoras más contenta de ti te sientes y eso es muy satisfactorio, no me digáis que no. 

Creo que mi forma de escribir de aquel borrador a este ha cambiado mucho e intento describir más y explicar algunos acontecimientos que a veces se me pasan. Algunas veces me voy demasiado directa al grano y eso puede darle demasiada rapidez a la historia. De ahí que cada vez que leo el primer borrador acabe en estado de auto confusión (a modo pokemón, vamos).


Hoy espero escribir bastante aunque no estoy demasiado segura porque he pillado catarro (yo soy así, hasta en verano tengo catarro) y tengo la cabeza un poco embotada. Espero llegar hoy a los 20.000. La verdad es que para ser mi primera vez en un reto cómo este y marcándome la meta de 50.000 palabras, como en el original, se me esta dando muy bien. Espero seguir así.

Desde aquí os ánimo a todos los que estáis participando a escribir al menos una palabra al día porque merece la pena. Pensé que iba a estar más estresada, pero me siento a escribir y la historia fluye (salvo en algunos momentos que mi  protagonista se va por las ramas y no se decide). Vayáis al día o no, debéis estar contentos, porque si al menos estáis escribiendo y avanzando poco a poco eso ya es sólo muy gratificante. Como dice uno de mis personajes:
No importa cuanto tardemos en llegar a nuestro destino, lo importante es saber a dónde vamos sin perdernos.
¿Qué tal lo lleváis?
¿Qué proyecto estáis avanzando con este Camp?
¿También es la primera vez que participáis?
MARÍA L.